El GEOFORO por una Nueva Cultura de la Tierra organizó en febrero-marzo de 2017 el ciclo de mesas redondas ‘CONOCER PARA GESTIONAR: RIESGOS NATURALES EN EL TERRITORIO ARAGONÉS’, que se desarrolló en el Salón de Actos del edificio de Ciencias Geológicas del campus universitario de la Pza. San Francisco.
El objeto de atención de este ciclo fueron los
procesos naturales potencialmente catastróficos que pueden afectarnos
(terremotos, deslizamientos, inundaciones, hundimientos kársticos, incendios,
contingencias meteorológicas…) y la gestión que se hace de los mismos. Con la
participación de una veintena de expertos de la Universidad, la Administración
y la empresa privada, se reflexionó y debatió sobre (i) el conocimiento
científico de dichos procesos en Aragón; (ii) los mapas de peligrosidad que
existen, la metodología para abordarlos y su fiabilidad, y (iii) sus
implicaciones prácticas en la planificación de usos del territorio, urbanismo e
infraestructuras.
1ª MESA REDONDA (9 febrero): "El suelo se mueve: terremotos y
deslizamientos del terreno". Ponentes: José Luis Simón (Dpto. de Ciencias de la Tierra, Universidad de
Zaragoza), Antonio Aretxabala (geólogo
consultor) y Juan Ignacio Bartolomé,
geólogo de la consultora GEOSCAN. Modera: Antonio
M. Casas, Dpto. de Ciencias de la Tierra.
J.L. Simón expuso los
distintos mapas de peligrosidad sísmica que elaboran y utilizan las administraciones
públicas, y los criterios para su uso. Entre ellos, el mapa inicialmente
incluido por el Gobierno de Aragón en la base cartográfica IDEAragón, basado en
criterios heterogéneos, fue discutido críticamente; en la actualidad se
constata que dicho mapa ha sido retirado del portal web IDEAragón. Los mapas de
peligrosidad oficiales del Instituto Geográfico Nacional son actualizados
conforme el conocimiento científico avanza, si bien los últimos publicados por
este organismo no han sido trasladados aún a la Norma de Construcción
Sismorresistente. El conocimiento geológico, cada vez mayor, que se tiene de
las fallas activas y potencialmente sismogénicas (especialmente en la
Cordillera Ibérica) ha de servir en un futuro cercano para una valoración más
realista de dicha peligrosidad.
A. Aretxabala enfatizó
la importancia que tiene asimismo la investigación histórica, centrándose en
varios terremotos antiguos ocurridos en el SW de Zaragoza (Cimballa, 1912;
Used, 1953) y en la Canal de Berdún (Martes, 1923). Esta última zona es crítica
por cuanto conjuga una sismicidad natural importante con una fuerte
inestabilidad de muchas laderas, algo que se ha puesto de manifiesto con las
obras de ampliación del embalse de Yesa. Dichas obras se acometieron sin un
estudio riguroso de las potenciales acciones símicas sobre vertientes que son,
ya de por sí, inestables. Las consecuencias están siendo un movimiento continuo
y poco controlado del terreno que amenaza la seguridad de la presa.
J.I. Bartolomé abundó en
los problemas geotécnicos que se derivan de una mala valoración de la
peligrosidad combinada que afecta a obras como el embalse de Yesa (seísmos
naturales + deslizamientos del terreno detonados por seísmos + sismicidad
inducida), que no siempre se refleja convenientemente en mapas de peligrosidad
o susceptibilidad convencionales.
2ª
MESA REDONDA (23 febrero): "Los
ríos se desbordan: el riesgo de inundaciones". Ponentes: Andrés Díez Herrero (Instituto
Geológico y Minero de España), José
Ángel Losada García (Confederación Hidrográfica del Ebro) y José Mª García Ruiz (Instituto
Pirenaico de Ecología-CSIC). Moderan: Alfredo
Ollero (Dpto. de Geografía y Ordenación del Territorio, Universidad de
Zaragoza) y Carlos Revuelto
(GEOSCAN).
El
riesgo de inundación está bien localizado; los ríos se desbordan como proceso
natural autorregulador de su energía. Pero la exposición al riesgo ha causado
en Aragón pérdida de vidas humanas y destrucción de propiedades e
infraestructuras. Destacan avenidas excepcionales en áreas de montaña, como la
del barranco de Arás en agosto de 1996, o las acontecidas en las cuencas del
Aragón y el Gállego en octubre de 2012 y en la del Cinca-Ésera en junio de
2013. Tenemos que aprender de estos eventos del pasado.
En
el ámbito científico-técnico se cuenta con diferentes metodologías de análisis
y cartografía del riesgo de inundación, que han visto avances muy destacados en
las dos últimas décadas. Un buen ejemplo es el software de simulación bidimensional de avenidas, como es el caso
del modelo Iber, así como
metodologías pluridisciplinares para el estudio de avenidas históricas como la
dendro-morfología. Los mapas de peligrosidad son muy útiles para la gestión,
pero todavía es preciso trabajar mejor la cartografía de riesgo. Y falta el
paso final del riesgo a la resiliencia, desde el conocimiento técnico hasta la
percepción social, la sensibilización y la adecuada planificación.
Las
cartografías de peligrosidad y riesgo desarrolladas en la demarcación
hidrográfica del Ebro a raíz de la Directiva europea de Inundaciones son
bastante fiables y totalmente accesibles, y se sigue haciendo un esfuerzo por
extenderlas por la red fluvial. Estas cartografías son mejores y de mucho mayor
detalle que el mapa de susceptibilidad del Gobierno de Aragón, que no deja de
ser una aproximación de escala insuficiente y que no sirve para lo que desde el
propio Plan Cartográfico de Aragón 2017-2020 se indica, es decir, para la elaboración
de planeamiento y/o programación territorial.
Los
planes de gestión de riesgos de inundación contemplan diferentes tipos de
medidas, incluyendo algunas de ordenación del territorio, lo que supone un
cambio respecto a formas de actuación pasadas. Pero queda aún mucho camino por
recorrer en la sensibilización y en la planificación. Hemos acumulado
experiencia y buenos mapas, pero falla todavía en algunos casos la gestión y la
toma de decisiones.
3ª MESA REDONDA (9 marzo):
"El suelo se hunde: convivir con las dolinas". Ponentes: Óscar Pueyo (Dpto. de Ciencias de la Tierra, Universidad de Zaragoza), Teresa Lamelas (Centro Universitario de la Defensa), Javier Gracia (Control 7), Alberto Gracia (CTA consultores). Modera: José Luis Simón
(Dpto. Ciencias de
la Tierra).
Las
dolinas aluviales son un fenómeno natural que viene ocurriendo en el centro de
la Cuenca del Ebro desde hace cientos de miles de años debido a la disolución
de las sales neógenas del subsuelo por el agua subterránea y a la consiguiente
subsidencia o colapso de la cubierta aluvial cuaternaria. Los problemas que
ocasiona ese hundimiento del suelo, sobre todo en las construcciones, ocasionan
pérdidas económicas considerables y deterioro de infraestructuras en todo el
entorno de Zaragoza.
La respuesta a la
amenaza de la subsidencia kárstica requiere acciones en todas las facetas de la
gestión de riesgos: conocer científicamente el fenómeno (mapas de peligrosidad);
evitar la exposición al peligro, o al menos adecuar el valor de las edificaciones
e infraestructuras a las probabilidades de subsidencia en cada lugar
(ordenación de usos del territorio), y disminuir la vulnerabilidad de las
construcciones que, por alguna razón, hayan de emplazarse en zonas peligrosas
(diseños constructivos). A estas medidas preventivas hay que sumar las
acciones de remediación de daños cuando las primeras han fallado (soluciones
técnicas a posteriori).
Los
mapas de peligrosidad que investigadores del Dpto. de Ciencias de la Tierra
elaboraron hace dos décadas, y el Ayuntamiento de Zaragoza tiene alojados en su
web, han servido para orientar la ordenación de nuevos suelos urbanos. Desde el
Dpto. de Geografía y Ordenación del Territorio se han conseguido mejoras en
forma de mapas de susceptibilidad basados en el cruce de información multidisciplinar
mediante herramientas SIG. No obstante, todo ello no exime de la necesidad de
abordar estudios geológicos y geotécnicos de detalle para diagnosticar cada
caso y tomar las decisiones oportunas en cada proyecto constructivo. Y ello no
sólo en las nuevas áreas urbanas, sino también en aquéllas ya consolidadas que
no han sido en general objeto de estudios de ese tipo, y que continuamente se
ven afectadas por problemas de subsidencia recurrente (barrios de Miralbueno, Valdefierro,
Casetas…)
Construir
sobre una dolina es técnicamente posible, pero muy arriesgado. Si bien en los
primeros años pueden no manifestarse síntomas de subsidencia, al cabo del
tiempo suelen acabar apareciendo, y el coste económico de cualquier solución
implementada a posteriori puede
llegar a exceder el valor de los propios bienes afectados.
4ª MESA REDONDA (23 marzo):
"Heladas, sequías, incendios: los
peligros del clima". Ponentes: Miguel Ángel Saz (Dpto. de Geografía y Ordenación del Territorio,
Universidad de Zaragoza), Sergio
Vicente (IPE-CSIC), Juan de la Riva
(Dpto. Geografía y O.T.) y Miguel Ángel
Clavero (Jefe de Servicio
de Seguridad y Protección Civil del Gobierno de Aragón). Modera: Maite Echeverría (Dpto. Geografía y
O.T.).
M.A.
Saz expuso cómo las heladas se asocian a condiciones de estabilidad atmosférica
e inversión térmica o a la advección de aire muy frío. Su impacto sobre la
agricultura varía según el momento del año en que se producen, siendo
especialmente dañinas las primaverales.
S.
Vicente recordó que las sequías son frecuentes en Aragón, con notables impactos
hidrológicos, ambientales y agrícolas. Dada la dificultad de predicción, resulta
conveniente su monitorización en tiempo real para valorar adecuadamente su
severidad y extensión superficial.
Para
J. de la Riva, el fuego ha sido siempre un factor ecológico de primera magnitud
y una herramienta de gestión en los ecosistemas mediterráneos (medios heterogéneos
pero inestables, en los que la intensa acción antrópica ha dejado su impronta).
Durante las últimas décadas, la desvitalización del medio rural y los cambios
en los modos de vida han generado una ruptura del equilibrio en nuestra
relación con la naturaleza. En este contexto, se produce un incremento en la
ocurrencia y en la magnitud de los daños acarreados por el fuego. Los
escenarios previstos de cambio climático no harían sino agravar este problema
socio-ambiental. Son necesarias acciones orientadas a la recuperación del monte
como espacio vivido, provisor de recursos en un contexto de sostenibilidad y
mediante prácticas acordes a ello. Sólo así será factible reducir la carga de
combustible y atenuar la causalidad humana en los incendios.
M.A.
Clavero recordó que más del 70% de los incendios en Aragón son producidos por
la actividad o negligencia humana, por lo que podrían clasificarse como un
riesgos antrópico. La protección civil es una disciplina transversal y
jerárquica, que empieza por la autoprotección y, en función de la evolución de
la emergencia, se extiende al ámbito local, autonómico y estatal.
M.
Echeverría resumió que los riesgos de heladas, sequías e incendios presentan en
Aragón una frecuencia derivada de condiciones climáticas extremas en
determinados períodos del año, causando graves pérdidas que hacen que su
análisis estadístico y cartográfico sean tareas absolutamente necesarias. Conjugar
el estudio científico de estos fenómenos por los especialistas con la
implementación de medidas de previsión, planificación y prevención por parte de
las administraciones es la vía para gestionar adecuadamente dichos riesgos.
5ª MESA REDONDA (30 marzo):
"El reto de proteger nuestros paisajes". Ponentes: Paloma Ibarra (Dpto. de Geografía y
Ordenación del Territorio, Universidad de Zaragoza), Chabier de Jaime (Centro de estudios del Jiloca, IES Calamocha).
Modera: Maite Echeverría (Dpto.
Geografía y O.T.).
Aragón
cuenta con una gran riqueza paisajística basada en la diversidad natural y
patrimonial de nuestro territorio. Esa riqueza merece todos nuestros
esfuerzos, desde las acciones generales de investigación y gestión que se realizan
desde la Universidad y la Administración hasta la protección de un paisaje
cultural ligado al tratamiento de una especie arbórea concreta, como es el
chopo cabecero.
P.
Ibarra recordó que el Convenio Europeo del Paisaje (2000) define paisaje como
“cualquier parte del territorio, tal como es percibida por las poblaciones,
cuyo carácter resulta de la acción de factores naturales y humanos y de sus
interrelaciones”. El paisaje tiene importancia creciente en nuestra sociedad
como reflejo del estado ambiental, como fuente de atracción turística, recurso
económico y motor de desarrollo del territorio, y también como conformador de
identidad cultural y calidad de vida. En Aragón se ha trabajado bien en la
cartografía básica y en el diagnóstico del paisaje en la dirección del C.E.P.,
pero queda todavía mucho por hacer a nivel de investigación, de gestión y también
de educación ambiental y concienciación social.
El
paisaje del chopo cabecero, estudiado y divulgado en profundidad por Ch. de Jaime,
es resultado de un aprovechamiento agroforestal que durante siglos ha permitido
la producción de madera en riberas sometidas a una intensa presión ganadera,
generando unos paisajes agrarios únicos en Europa dotados de un gran interés
cultural, histórico y ambiental.
CONSIDERACIONES
FINALES
Un objetivo importante del ciclo del
Geoforo era trasladar a la ciudadanía lo que el conocimiento científico-técnico
puede aportar para que la Administración y la sociedad gestionen adecuadamente
las amenazas de catástrofes naturales. En particular, un común denominador de
varias de ellas fue el análisis de los mapas de peligrosidad impulsados por el
Gobierno de Aragón y alojados en el servidor cartográfico IDEAragón. El
Plan Cartográfico de Aragón señala que “esta cartografía temática debe ser tenida en cuenta para la elaboración
de planeamiento y/o programación territorial, urbanística, ambiental, de
patrimonio cultural, hidrológica, forestal, de protección civil y de cualquier
otra política pública con incidencia territorial’.
Del
análisis, discusión y evaluación realizada por distintos especialistas participantes
en el ciclo se desprenden una serie de consideraciones sobre dichos mapas. En
algunas ocasiones los criterios utilizados para su elaboración no están bien
diseñados (caso del factor orográfico como único determinante de la
susceptibilidad de movimientos de ladera, o la presencia de unidades solubles
en superficie en el caso de la susceptibilidad de dolinas). Se puso de
manifiesto cómo el conocimiento científico que se tiene sobre algunos de los
procesos analizados es mucho más profundo que los criterios utilizados para la
elaboración de los mapas, y que en ocasiones la resolución gráfica de éstos no
es la necesaria para cumplir su cometido en relación con el planeamiento
territorial, urbanístico, ambiental o de protección civil. Por todo ello, cabe
instar al Gobierno de Aragón a que revise los mapas de riesgo y susceptibilidad
que aparecen accesibles en IDEAragón, y que busque para ello el asesoramiento
necesario entre la comunidad científica habilitando los cauces de participación
oportunos.
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